La directora general de Calidad en el Empleo destaca el potencial del programa CRISOL-Formación para activar el empleo y mejorar las barriadas más desfavorecidas
La directora general de Calidad en el Empleo, Ana Jiménez, ha asistido este martes en la barriada pacense de El Progreso a la presentación del proyecto ‘Curso de diseño, instalación y mantenimiento de jardines mediante el trabajo en equipo’, perteneciente a CRISOL-Formación, y gestionado por la Fundación Sorapán de Rieros.
Aquí, ha destacado que este programa es “muy ambicioso y tiene un gran potencial, ya que no solo pretende mejorar la empleabilidad de personas con difícil inserción laboral, sino que, además, busca comprometer a estas personas para que sean el motor que modifique su entorno, su barriada”.
Jiménez ha estado acompañada por el alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, y la directora general de la Fundación Sorapán de Rieros, Aída Pérez. El acto ha contado con la presencia de las 15 personas alumnas-trabajadoras de este programa de alternancia en el empleo y representantes de los centros educativos, asociaciones vecinales, colectivos vecinales y habitantes de los barrios en los que se desarrolla la actuación.
La directora general de Calidad en el Empleo ha explicado que desde la Junta de Extremadura se planteó como estrategia hacer políticas de empleo “con las personas, no solo para las personas”, lo que obligaba a establecer políticas dinámicas y flexibles que respondiesen a necesidades muy diversas de las personas demandantes de empleo y también a las exigencias del mercado laboral.
Por eso, “se tomó la decisión de unir en una Consejería las políticas de Educación y Empleo, porque formación y empleabilidad van unidas, y se necesita que cada persona, con nuestro apoyo, establezca su mapa vital, con transiciones entre el ámbito educativo y el ámbito laboral, y con la incorporación de nuevas competencias, las denominadas ‘genéricas’, que hoy día ya se han implantado también en los departamentos de recursos humanos de las empresas más importantes, donde se les denomina ‘habilidades blandas ‘ o soft skills’.
De esa estrategia global, ha continuado Ana Jiménez, se han derivado hasta una treintena de programas, “porque debemos dar respuesta a situaciones muy diversas de partida y también a objetivos, potencial y capacidades muy distintas entre las personas que quieren mejorar su empleabilidad”.
Uno de estos programas, ha manifestado, es CRISOL-Formación “cuyo formato responde a una premisa: si en una zona con especiales dificultades nos limitamos a una acción puntual, solo con determinadas personas, o de carácter meramente temporal, el impacto será muy limitado, pero si atacamos la base del problema, mejorando la cualificación y la empleabilidad, al tiempo que mejoramos el barrio, estas personas se convertirán en agentes de cambio para su entorno”.
Esto ha supuesto no solo actuar con la entidad gestora, en este caso Sorapán de Rieros, sino implicar a los colectivos vecinales, asociaciones, comunidad educativa y todo tipo de agentes sociales del barrio donde se ejecuta el programa.
Ana Jiménez ha advertido a las personas alumnas-trabajadoras de que la participación en CRISOL-Formación “es solo el primer paso, el que os ayuda a ganar en competencias, a tener hábitos laborales, a formaros y a demostrar a las empresas vuestras ganas de aportar valor, pero ahora es vuestra responsabilidad decidir hasta dónde queréis llegar, y desde la Consejería de Educación y Empleo seguiremos dispuestos para ayudaros y orientaros”.
Finalmente, ha indicado que “el verdadero factor multiplicador, lo que da valor a la empleabilidad es la actitud, el modo de encarar la realidad; con esa actitud multiplicando la suma de habilidades y conocimientos, estoy segura de que conseguiréis lo que os propongáis”.
El Programa CRISOL-Formación cuenta con una dotación presupuestaria en esta convocatoria de 2.000.000 de euros, participando 147 personas a través de 8 entidades y 11 proyectos. Se tiene previsto una nueva convocatoria antes de final de año.
Es un programa de alternancia en el empleo que se desarrolla en una primera fase formativa teórico-práctica de seis meses y una segunda de tres meses para trabajo en empresas colaboradoras mediante la fórmula de prácticas no laborales.
Su finalidad es cualificar o recualificar a personas en situación o riesgo de exclusión social, ofreciéndoles una oportunidad para adquirir nuevas habilidades y competencias que les permitan recuperar hábitos laborales y destrezas profesionales, su concienciación para la mejora de su zona y la motivación para transformar su situación sociolaboral.