Los Silencios de Hugo de Inma Chacón: lo que nunca nadie dijo de los olvidados y castigados
En pleno auge del revisionismo de los años 80 hay una voz que se ha alzado para decir que no todo fue un canto a la alegría, hubo “sueños de Libertad y Transformación en España, pero también estaba la pesadilla del imperio de las drogas que castigó a muchas familias. Fue un canto de sirenas que se llevó a mucha gente de aquella generación.
Inma Chacón pone voz a los silenciados con su última novela, “Los Silencios de Hugo” donde hace un homenaje expreso a Extremadura y a todos los extremeños que se quedaron y que se fueron a la tercera provincia de la emigración, según afirma para Extremadura Activa, es “un homenaje a una generación que tuvo sueños y pesadillas: el nacimiento de la democracia y la maldición de las drogas y de aquella epidemia de finales del Siglo XX que fue el SIDA”.
Inma Chacón habla de las connotaciones del SIDA que son extrapolables a cualquier pandemia, como la actual, las leyendas urbanas, la marginación y estigmatización, el miedo a la muerte, la culpabilización del enfermo por contraer la enfermedad… El SIDA además se cebó con dos colectivos que en los 80 y 90 eran marginados, los homosexuales y los drogodependientes; los cuales eran culpabilizados por tener SIDA.
Con “Los Silencios de Hugo”, Inma Chacón quiere homenajear a todos los enfermos, familias y amigos que fueron víctimas de esta enfermedad.
Esta novela viene a recalcar que “nadie busca la enfermedad”, “nadie enferma porque quiere” ni “nadie tiene que luchar contra una enfermedad”, a la enfermedad se le investiga y se le cura, pero hay que huir de este lenguaje militarista que se utiliza con los enfermos, porque ninguno es un perdedor, son enfermos que “no tienen curación”.
Por culpa del SIDA murieron 33 millones de personas, 33 millones de madres que perdieron a sus hijos, unas madres que vivían en los hospitales permanentemente y que hasta dejaron de usar zapatos porque su vida se cerraba en una habitación de hospital.
Inma Chacón (natural de Zafra) está en plena promoción de su novela, agradecemos desde Extremadura Activa el ratito que nos ha dedicado, porque cómo bien dice ella tiene un amor recíproco con Extremadura y con Zafra.
De todas las presentaciones, se queda con la que realizó en Zafra porque venir aquí “siempre es volver, la sensación de dejar Zafra es tan fuerte que aunque siempre la lleve en el corazón siempre que vuelve la recupera”, recuerda emocionada como su familia tiene toda “su infancia en una especie de estanco intocable en el corazón”.
“Ser profeta en tu tierra es una de las cosas más emocionantes, porque es compartir el cariño”, destaca. Recuerda como tanto a Dulce, como a su padre y madre; y a sus hermanos se lo han hecho muy fácil,
Inma Chacón habla de la nostalgia, siempre presente en aquellos que se fueron no por voluntad propia sino obligados, la vida los expulsó de Zafra y siguen reclamando que la vida los devuelva a su hogar, volver de verdad, porque las únicas que volvieron fueron su madre y Dulce.
Diciembre es el mes de Dulce en Zafra y en Extremadura, “Dulce no morirá nunca”, como dice uno de los poemas que le escribió a ella y a Ángel Campos Pámpano “mientras pueda pensarte no habrá olvido». Dulce tiene una obra que ya forma parte de la Historia de la Literatura, hace 18 años que murió y sigue presente. Recuerda a su hermana gemela, ella le regaló la literatura y fue una forma de salvación, la escritura la salvó de la tristeza, mitigó el dolor y la acompañó, porque cada vez que escribe se siente aún más unida a ella.
Zafra cada Diciembre recuerda a Dulce Chacón con su Premio Nacional de Literatura, un premio muy especial por lo que simboliza un premio que hace dos años recayó en Luciano Feria, poeta, escritor, amigo de la familia y primer Secretario del Premio, Dulce estará muy orgullosa de que su nombre también quede unido por siempre a Luciano.