El buen político debe aprender de su camino

Por José Agustín Reja Rodríguez

El buen político no es aquel que tiene la carrera de magisterio, ni una ingeniería, ni una licenciatura, ni un máster en economía. El buen político es aquel que empatiza y conoce los problemas de las personas y para eso hay que empezar desde abajo, desde los pueblos, en donde se lucha a diario para sobrevivir y donde se ve la cruda realidad y donde realmente se solucionan los problemas.

Las economías de escalas empiezan por haber aprendido a tener una buena economía familiar, en tu casa. Donde sabes que no puedes gastar más de lo que entra, y que si lo haces, algún mes puedes pasar hambre, e incluso hasta vergüenza

Todo empieza desde la base, si no eres el dueño de tu casa, pagar el alquiler o la hipoteca, para no perder el techo donde vivir, después hay que pagar los gastos que genera esa casa, comer y vestir, porque si uno no come y no se viste ni puede ni tiene fuerzas para trabajar y recibir los ingresos que sustentan todo. Después si te sobra dinero podrás gastartelo en diversión y disfrute e incluso ahorrar, si tu economía familiar funciona y la controlas al milímetro.

El buen político o el político preparado, debe de empezar su carrera desde abajo de la montaña y mientras va subiendo, aprender del camino e ir valorando los objetivos alcanzados para llegar a la meta que es la cima..

Una vez allí la perspectiva será diferente a la que se ve desde abajo y habrá que valorar el privilegio de poder tener esa visión de las cosas y saber que si vuelves a bajar, el camino de volver a subir será duro, pero ya lo habrás vivido, no te costará tanto trabajo; y, además, valorarás, que sí otro sube desde abajo a ayudarte o a traerte algo, sabrás cual ha sido su camino para llegar hasta ti.

El que ha vivido toda la vida en la cima de la montaña, sólo sabe mirar desde arriba y no sabe el trabajo que le cuesta al que sube a ayudarlo, el subir hasta arriba, para después volver a bajar.

Ése que está arriba no sabe lo que cuesta subir, ni los problemas del camino, ni las paradas que hay que hacer para poder respirar mejor, ni el cansancio, ni la fatiga, ni si quiera la sensación que sientes cuando sabes que es mejor abandonar y no subir.

Porque el sólo tendría que bajar de la montaña, sin pensar que tiene que subir después y eso es fácil.

Muy fácil, tan fácil como rodar. Pero el día que baje de la montaña, no será capaz de volver a subir, porque siempre lo ha tenido fácil, sólo tenía que bajar.

Pero el que entrenó para subir y sufrió las inclemencias del camino, no le importará bajar si tiene que ayudar a alguien o necesita algo, para después volver a subir, porque como dije al principio ese ya sabe lo duro que es el camino y lo que cuesta y ya no se rendirá tan fácilmente.

Por eso la carrera Política, empieza por ser uno alcalde de su pueblo, entender a las personas y sus problemas, saber que ésa es la base del sustento de una pirámide y que ahí es donde empieza todo.

Después, ser presidente de la Diputación de tu Provincia, para entender como es luchar y ayudar a otros como tú y ser capaz de organizarlos, coordinarlos y gestionar sus tributos de una manera directa.

Después, ser Presidente de tu Región y así entender la ideosincrasia, las peculiaridades, las variedades, la identidad, la necesidad que surge de interrelacionar las Provincias y los Municipios y gestionar los tributos de todos y para todos, sabiendo que la identidad de tu casa o pueblo hace posible la identidad de una región y que lo mismo se dice y se hace de la misma manera, pero cada uno a su modo y con sus matices.
Y después para culminar, cuando has entendido todo lo anterior y sabes lo que significa trabajar por años, además desde el minuto cero, porque lo has tocado de cerca, entonces puedes ser Presidente del país, porque así entenderás que cada región tiene su identidad, su ideosincrasia, sus costumbres, porque así emana de sus pueblos y de sus gentes, y comprenderás que cada uno lucha por lo suyo, pero que ésto es un todo, porque tu ya lo has vivido, mientras subías a la montaña.

Y sabrás valorar, al que te dio de comer en el camino, al que te dio agua cuando tenías sed, al que te curó cuando te caíste para poder seguir, al que te dio aliento para sacar fuerzas, al que te dio calor cuando tenias frío, al que te ofreció su sombra cuando tenías calor, al que te ofreció refugio en la noche, y al que te dijo que no te rindieras porque lo ibas a conseguir; éste es el modelo a seguir en la vida del buen político o del político preparado, lo demás son adornos, que nada valen si no sabes usarlos y si el sentido común no es tu principal manual.

Y el que sólo tuvo que bajar de la montaña, no necesitó de nadie, y de nadie se tenía que acordar ni dejarse aconsejar.